miércoles, agosto 06, 2008

Codicia

La noche en que la melodía ceso, uno de mis sentidos se esfumo, olvide tu rostro, calle tu nombre, negué tu vida.

Mi corazón se detuvo mientras esas insoportables palabras se escurrían en la tinta, mi miedo y lujuria opacaron el amor que por ti sentía, mientras fenecía ante mis deseos entregue mi carta a un iluso heraldo, un instante después el perverso discurso se coló entre tus ojos, maldijiste el sentimiento que hacia mi sentías, espero haber derramado una lagrima de tu endemoniado espíritu, al recibir la respuesta obtuve una ilusoria paz mientras tu existencia era atenuada por el hedonismo que compartía con mi nueva musa.

Un instante después la vida me sedujo,
Labios desconocidos, torpes e intranquilos,
Ojos insensatos, vacíos sin impresión,
Cuerpos hermosos, engreídos endebles,
Vidas ajenas, matices fatuos,

Mis instintos advertían sobre mis inexperiencias profetizando una revolución hacia mi mente y esencia, una fuerza olvidada retorno con un impulso aplastante: la nostalgia.

Ahora mi amor lleva las riendas del destino, recordé su rostro, grite su nombre, y añoro su vida. Interrumpe mis sueños, mojando mis labios, acaricia mi rostro con sus frágiles manos, me pierdo en sus ojos, agonizando por el frenesí de momentos en los que la he evocado.

Anhelo su amor, ya que nunca lo alcancé.