miércoles, mayo 26, 2010

El alimento del espejo.

Los días han cambiado, pero no tanto como para desconocerlos, la mañana se ha vuelto una inoportuna amiga, la noche el maldito recordatorio de otro día desperdiciado, el tiempo acaricia el borde de mi existencia, apenas tocándolo, como una prostituta esperando que caiga en sus insinuaciones, la emoción se ha ido, la adrenalina, la carne, lo grotesco y lo glorioso.

He descuartizado innumerables veces tus recuerdos, usando mi locura para unirlos, mi pérdida para animarlos, los alimento de mi alegría y desasosiego, no se si soy el amo de esta quimera, o si solo el esclavo de su supervivencia.

Mi alma se fuerza a sus designios, a mantenerse unida a este cuerpo a pesar de sus caprichos, a recordar la carne, la vida y la pasión.

Pronto todo terminara, augura el inmutable vacío.