sábado, octubre 24, 2009

Capitulo 12. Redundancia.

Hice de todo para que me odiaras, sin embargo el resultado fue otro, tú hiciste lo mismo, tomábamos caminos separados con el mismo fin, tratando de hacer sufrir el uno al otro, para mantenerlo lejos.

Mi comportamiento era voluble y enérgico, buscaba cada oportunidad para hacerte probar la amargura, buscaba ponerme a la altura de tus locuras, hallaba nuevas maneras de lastimarte haciéndome daño, pero siempre obtenías ventaja, era un juego enfermo una competencia de sadomasoquismo.

La vida había dejado de importarme, estaba centrado en mi meta, convencía constantemente a mis amigos a los excesos; introducía en mi cuerpo cualquier químico que me alejara de tu recuerdo, buscaba mujeres entupidas para descargar mi ira en sus cuerpos.

En algunas borracheras hacia mención de tu nombre, contaba entupidas mentiras sobre tus malévolas acciones, buscaba que te insultaran para sentirme bien con esto, buscaba el apoyo y compañerismo de mis amigos al ofender nuestra vida juntos. Trate de convencer al mundo, para que me convenciera en un final de que lo que ocurría era lo mejor para mi.

Había llegado a mi limite, mi cuerpo y mente no soportaban un minuto mas, los castigos ya no eran suficientes, solo me quedaban pocas opciones. Un día de esos, te vi pasear jugueteando con tus amigos, yo estaba en el piso, derrumbado, sin fuerzas te odiaba, no comprendía como podías permanecer tan sonriente, tan llena de belleza, compartiendola con esos bastardos, dejando que unos mediocres que te recuerden tu lado más estupido te absorban.

Mientras estaba cegado por estos pensamientos, regrese a la realidad para encontrarte parada frente a mi, con una actitud de pena y vergüenza, un cambio tan radical de aquella escena a esta, así comprendí que se avecinaban los problemas.

Me pediste disculpas, por todas tus estupideces agregando lo mucho que hacia falta en tu vida, estaba estupefacto, me resistí todo lo que pude, no podía caer, no podía volver a hacerte infeliz. Tu efecto era irresistible, el odio se iba con el viento mientras las palabras salían de tu boca. Recordé que te amaba.

Todo el sufrimiento resulto al final una carrera estupida y falta de sentido, todo de manera extraña regreso, o tal vez me equivoco.

viernes, octubre 23, 2009

Capitulo 11. El reflejo de una despedida.

Te cite en una banca de aquella plaza, la tristeza que me causaba perderte, parecía en peligro debido a mi ego, no podía fingir que sucedía otra cosa, tenia que echarte en cara tu engaño, teníamos que salir con furia y llanto de esa cita, teníamos que terminar el poco apego que nos quedaba.

Llegaste unos 30 minutos tarde, llevaba mas de una hora separando, me levante y tome tu mano y comenzamos a caminar sin rumbo. La sensación de una despedida inminente me hacía resguardar cada momento antes de asesinar nuestra unión, pero temerosamente comencé.

_Estos días han sido muy raros – mi voz apenas se escucho-.

_Si, han pasado demasiadas cosas.

_Es verdad, nuestras miradas han cambiado mucho, al igual que nuestra relación.

_ ¿A qué te refieres?

_Pues, no se que sentimos el uno por el otro.

_Yo si lo se, yo te amo.

_Eso no dice mucho hoy en día sabes.

_ ¿Entonces que es lo que quieres de mí?

_Dime que soy para ti – era el momento-.

_Una persona muy importante en mi vida.

_Solo eso, Mmmm, ya veo.

_ ¿Solo eso?, que mas quieres de mi.

Nos detuvimos en una esquina cualquiera, estreche tus manos y con una mezcla de odio y tristeza te mire a los ojos y dije: “Para mi fuiste mi mundo, la mas extraña mezcla de emociones, no acabo de comprender la infinidad de mis sentimientos, pero no creo que sea amor, por que este se basa en algo reciproco y si no somos lo mismo él uno para el otro, no tenemos nada”.

Tu cara inmediatamente transmito tu desprecio hacia mi, parecías confundida, no por lo raro y largo de las palabras, sino por que habías comprendido que te convertirías en el Némesis y yo en el mártir.

_Sabes, que odio que hagas eso – respondió de manera ofensiva.

_Hacer qué, dejarte en ridículo solo por demostrar mis sentimientos, por hablar, por saber que es lo que quiero de ti.

_No, sabes bien lo que haces y crees saber lo que sientes, pero nunca tomas en cuenta a los demás, te encierras en tus ideas y no te importa destruir a los demás.

_Puede que hable demasiado, pero así soy yo.

_Sabes en un principio me agradabas, luego te quise y al final termine amándote, es tan difícil entender eso, es tan difícil tener a alguien que te ama, es tan difícil tener a alguien a tu lado.

_Si estuvieras a mi lado, no hubieras huido a los brazos de aquel cerdo, no hubieras huido de mi cuando mi mundo se desmoronaba.

Solo mantuviste bajo tu hermoso rostro, sabias que nada de esto era real, pero comprendías lo que quería hacer, y sin un adiós te marchaste. Nunca supe si en realidad me habías engañado, pero en el final, tu cuerpo rendido con un corazón dudoso cayó en sus manos.

miércoles, octubre 21, 2009

Capitulo 10.2. Arrojo y flaquezas.

Solo el alcohol y grandes dosis de marihuana despejaban mi mente y llamaban mi sueño, coktails de cafeína, medicamentos controlados y altas dosis de azúcar, me mantenían vivo a la mañana siguiente. Estaba arto de pensar, de soñar, de imaginar, de seguir adelante, estaba arto de la vida, lo único que deseaba era un segundo donde mi imaginación no me contara los escenarios posibles, donde pudiera descansar, tenia miedo de hacerlo, tenia miedo de vivir.

Mientras sus ronquidos hacían eco por toda la habitación, una leve voz rompió la constancia de sus eufonías.

_Abuelito, me anda del uno y a Erick también.

_Pues hagan afuera del cuarto.

_Pero esta oscuro, tengo miedo.

_Pues prende el foco de afuera.

_ ¿Pero y si nos atacan los perros o los bandidos? – Alguien había escuchado de más historias de vaqueros-.

_Pues les das con esto – dijo mientras tomaba un revólver de su escritorio-.

Tome la pesada arma entre mis manos, y como lo haría cualquier cowboy en medio de un peligroso desierto, cuide la espalda de mi compañero. Cuando entramos al cuarto, le devolví su arma, pero mis ojos seguían clavados en la escopeta de la mesa.

Tenia la mirada fija en el suelo mientras esperaba el transporte, cuando por fin llego me subí y baje en la escuela de manera casi mecánica, los cuerpos de mis compañeros rondaban alrededor mío, con un rostro lleno de duda de si debían preguntar el que había pasado o solo seguir a mi lado hasta que todo pasara.

El receso llego como si el tiempo se hubiera ausentado ese día, Salí a duras penas del salón, solo para toparme con sus ojos en frente mío. Entramos de manera obligada a la seguridad y confidencia del salón. Ella tomo mi mano unos instantes, mientras esperaba que la forma en que me miraba hiciera algún beneficio.

_ ¿Como te sientes? – dijo con una ternura que llevaba tiempo ausente -.

_Pues como me veo – respondí como una fiera cuidando su presa-.

_Te busque ese día, pero nunca te apareciste, pregunte donde seria, pero nadie tenia idea.

_Pensé que no querías ir.

Y un momento antes de que la discusión se hiciera presente, solo apretó mis manos y me beso, no podía hacer nada más, ella sabia que no le permitiría hablar.

Acosaba a mi abuelo día y noche, la idea de tener esa arma entre mis manos era el centro de mi curiosidad, con ella olvidaría el miedo, así que decidió ponerme a prueba. Entramos en una grande habitación, la cargo y la preparo para tirar, la puso entre mis manos y él me sostuvo.

_Bueno, ves esa mancha en la pared.

_Si

_Agarrala firmemente y apunta.

_Ya

_Ahora presiona bien el gatillo.

Y con un sonido atronador, la mancha desapareció, mi cuerpo retrocedió varios centímetros por la fuerza del arma, pero el estaba ahí atrás sosteniéndola y deteniendo mi cuerpo. Nunca más pedí volver a tener esa cosa entre mis manos.

Al salir de la escuela, caminábamos por las vías del tren que estaban al lado, no hablábamos demasiado, solo nos enfocamos a hacer lo más agradable y silencioso el momento, cualquier palabra mal dicha, cualquier tropiezo haría destruiría todo a su paso. Y de repente el sonido de tu teléfono, empezó la cuenta regresiva.

Era su amante, parecía extrañarte, mi furia era apagada por la impotencia y el dolor. Sabia que había retrasado demasiado mi plan, sabia que ella aun me acompañaba por que le causaba pena, me miraba como a un mendigo moribundo. No podía dejar las cosas así, era mejor que me temiera o me olvidara. Esto no lo podría soportar mucho más tiempo, tenía que dejar el miedo de lado y hacer una gran apuesta, donde solo el dolor podría separar nuestros caminos.

lunes, octubre 19, 2009

Capitulo 10.1 : Acciones y anhelos.

El sol se vuelve una red a través de las hojas, las copas de los árboles están dos metros por encima de mi, los aguacates que caen de estas son mas grandes que mis manos, las hojas en la tierra desparecen mis zapatos, me estiro un poco y arranco una fruta de un color mezclado entre rojo y verde, la guardo en mi bolsillo, una voz me llama, corro hacia ella dando pequeños saltos, el sol junta mis parpados, momento después una enorme sombra frente mío recupera mi visión, tomo su mano y caminamos hacia la cerca por el sendero de tierra.

No dejo de culparme por alejarme de él, en sus últimos días, tal vez deje de verlo por que no soportaba su imagen, me encerraba en la nostalgia de su antigua presencia, tal vez deje de verlo, por que estaba ocupado siendo un idiota con ella, tal vez deje de verlo, por que prefería estar ebrio la mayoría del tiempo, tal vez deje de verlo por que sentía vergüenza de que me viera en mi estado.

Nos subimos a la camioneta, me subo en la parte trasera, me gusta que el viento golpee mi rostro al alcanzar velocidad, me gusta estirar las manos para tomar las ramas que se acercaron de mas al camino de grava y tierra, me gusta agacharme y meter la cabeza por la ventanilla trasera de la camioneta, el estar afuera y adentro al mismo tiempo es una de mis adicciones, me gusta sentirme libre ahí atrás, me tiro en el metálico suelo del que estoy proveído, y saco la extraña fruta, la analizo detenidamente, estoy muy centrado en ella para pensar en mi seguridad, sin embargo soy valiente, se que el me esta observando, me esta custodiando a su manera.

Tengo solo recuerdos desagradables de las pocas veces que lo visite, entre ellas una me apena en sobremanera. Era un día extraño, el sol brillaba como en los días felices, solo se dedico a intensificar los colores a mí alrededor, el clima era fresco. Entre a su habitación, me miro un segundo pero sabia que no me reconocía, solo mi tío me saludo, el había pasado toda la noche a su lado, me acerque a él, y le pregunte que si quería ver la película “rise of hannibal”, y asentó.

Mientras observábamos la película su sonda se desbordo, su espalda estaba empapada, mi tío me pidió que lo ayudara a levantarlo, dude por un momento, sabia que el no tenia fuerza para incorporarse y tendría que usar todo el brazo, yo estaba en el lugar equivocado de la cama, mis brazo estaba decorado con un gran numero de llagas, que la anoche anterior había hecho con cuidado, para que no fueran mortales, sintiera el placer del dolor y alteraran a los espectadores en especial a ella.

Lo levantamos, el ardor en mi brazo era extraño, pero nada más que eso. Cambiamos las sabanas, lo recostamos y corremos otra vez la película, el voltea hacia mi.

_ ¿Hijo?, ¿Cómo estas? – Me dice, mientras sus ojos no dejan de mandarme su confusión-.
_Bien abuelo, ¿como te sientes?

_Pues como siempre, me siento bien, ya me quiero ir a la chingada de este puto hospital, quiero unos chicharrones con salsa verde y unos frijoles.

_El doctor te dijo que no puedes ni siquiera pararte.

_Los doctores son una bola de pendejos, al igual que tu cabron.

_Pues como sea, ahora te chingas – tenia que tomar el control de alguna manera-, por que nadie más que ese pendejo te sacara de aquí.

_Pues me vale madre, yo no se que tanto me chingan, solo quiero morirme y ya, todos estos hijos de la chingada nada mas vienen a verme como si fuera la puta feria.

Llegamos a la hacienda, baje de un brinco de la camioneta, mis rodillas sienten la presión pero no me importa y corro hacia el portón. Abre su cuarto, y comienzo a curiosear en la infinidad de artículos que ahí se encuentran, no dejo de ver su escopeta, la trato de agarrar y de un grito me dice que no la toque, le obedezco y nos dirigimos hacia el comedor.

Están algunos de sus hermanos, y la platica obligada en la mesa comienza, yo empiezo a hablar de los últimos adelantos científicos, y el hace alarde de mi sobrenombre “el científico loco”, los demás se ríen, pero se que de alguna manera el me esta ayudando a sorprenderlos.

Salgo del hospital, para fumar un cigarrillo, trato de tranquilizarme y solo quiero ver a mis amigos para subir a esa camioneta y embriagarme como si no hubiera un mañana.

Vamos por el pasillo hacia su cuarto y saco la fruta para esperar sorprenderlo con mi descubrimiento, el la toma entre sus alargados dedos y mientras la observa su cara revela disgusto.

_ ¿Por que la arrancaste?

_No, estaba tirada – miento, se que algo va mal-.

_Los aguacates no valen nada así, tienen que estar grandes, tenemos que esperar hasta que el árbol los termine de alimentar, solo así podemos esperar a que maduren.

Solo mantuve la cabeza baja, me dolió decepcionarme y no tener su aprobación.

_Pues ya ni modo, pero ya sabes que no las tienes que volver a arrancar, bueno vamos a afuera.

Salimos a la calle, mientras caminábamos todas las personas del rancho lo saludaban con emoción, si el se les acercaba todos lo miraban con respeto e interés, mientras íbamos de persona en persona, de anécdota en anécdota, la noche se fue acercando.

_Vamos a dormir, mañana hay que levantarnos temprano y luego no te vas a despertar.

_Aunque no duerma voy a despertarme, soy más confiable que el pinché gallo que tienes afuera del cuarto abuelito.

_El gallo no solo dice la hora, si no también el clima y los días buenos o malos, ¿crees que le puedas ganar en eso?

_Si – respondí sin pensarlo-.

Y mientras íbamos a dormir no tenia idea de que ya tenia una meta, tenia que trabajar duro para no decepcionarlo otra vez.