sábado, noviembre 14, 2009

Capitulo 18: La bendición de poros.

Ha pasado un tiempo desde tu partida, mi espíritu se va degradando, te e buscado sin descanso, te he extrañado sin mesura, e exhumando tumbas y destrozado vidas, trate de hallarte en otros cuerpos, pero solo existías en sueños. E llegado a pensar que no exististe pero el pasado te vuelve real.

Llegaron estaciones y otras tantas se han ido, los excesos y un buen libro son el centro de mi existencia, labios de paso y tabaco son una adicción que trato de borrar. Soy una persona demasiado inquieta como para aguardar al futuro, mi vida se centra en el instante y vivo antes de ser atrapado por la monotonía. Lo más despreciado en mi vida aparte de llorar, es lo estático y simple, prefiero soñar una hora más cada día que vivir un día gris, no le temo a la realidad, solo la odio, el alcohol me ínsita al hedonismo, el tabaco a la relajación, las drogas a la invención y los episodios psicóticos aunados a días sin dormir a…, dejemoslo en que es difícil sentirse solo.

Vivir una vida normal no es lo más apasionante en la tierra, aunque por lo menos lo debería de intentar, necesito pisar la realidad una vez más, no recuerdo el significado de sobriedad, necesito recordar la belleza, pero dónde, ella es única.

Todo inicio en una de mis acostumbradas caminatas por aquella conocida plaza de mi ciudad natal, mientras divagaba sobre el por que de los destinos humanos usando las hojas de los árboles al caer como proverbio, mi mirada fue atraída por uno de los eventos culturales, que desde hace algún tiempo comenzaban a hacer auge en mi ciudad y sin tener nada más para las siguientes horas y en especial para mi vida, me dirigí hacia él. Era una obra teatral, pésima en realidad, no soy la mejor persona para juzgar el teatro amateur, pero hasta un mono con problemas de drogadicción y adicto al softh hentai podría decirlo, entre las nauseas y el aburrimiento, algo rompió mi indiferencia: una mujer con un cuerpo voluptuoso, delgada y hermosa entro a escena.

Mi mirada quedo fija en aquellos grandes ojos color miel, su pelo negro y rizado comenzó a danzar entre el viento y cuando llego la hora de su línea, todo esto fue quebrado por una fuerte presencia, su voz era imponente pero satisfactoria, sabia que la tenia que conocer, no soy de aquellos que creen en el destino, pero parece que siempre la suerte me favorece, al desearlo intensamente. Aun aprecio la belleza donde la encuentro, me permitiré seguir viviendo.

Pasaron algunos días y había llegado el día de continuar mis estudios, así que me dirigí a la capital del estado a vivir con unos familiares, mientras iba en carretera, mi mirada se perdía en las nubes que iban más abajo de lo normal, me perdía imaginado caminar entre esas interminables praderas, hasta llegar a los cerros cubiertos de una mezcla de purpura y aquamarina, cuando por fin llegue, inmediatamente sentí el molesto ajetreo de la ciudad, su estridencia llegaba hasta la punta de mis uñas, me apresure a llegar a la casa donde me instalaría.

Pasaron los días, solo con el estudio y una que otra reunión de alcohólicos, sin saber que todo cambiara abruptamente de nuevo.

Un día mientras paseaba por el parque, mi respiración se detuvo al divisar una silueta fantasmagórica, era ella, que demonios hacia aquí, pensé que había muerto, pero para mi mala o grandiosa suerte parecía que no, apresure el paso para alcanzarla hasta que estos se volvieron en una carrera contra el tiempo, al ver que subía al autobús, acelere cuanto pude, a solo unos metros y a un paso de que ella subiera, el poco aliento que tenia alcanzo para soltar un escandaloso: ¡espera!, al tiempo de esto todas las miradas inmediatamente voltearon hacia mi, su actitud natural, hizo que ella volteara casi imperceptible, dio algunos pasos hacia mi y en un tierno abrazo, apenas se escucho un lo siento, mi mente dejo de fluir, todo se resquebrajo, mis rodillas no resistieron y como lo haría cualquier trozo de carne me desplome en el suelo.

Mientras mis ojos se abrían con evidente carencia de sincronía, entre los difusos colores que pasaban a través de mis ojos tu figura se fue formando, con lágrimas que recorrían tu rostro y una sonrisa por mi exagerada estupidez. Me incorpore varios segundos después, tomaste mi rostro y me besaste como si fuera la ultima vez que lo harías, pero para mi suerte, al terminar ese beso seguías ahí, con una mirada llena de arrepentimiento y felicidad.

Por fin regresaste a mi lado.

jueves, noviembre 12, 2009

Capitulo 17. La suerte del incidental.

Siempre opto por escribir lo mejor de mi vida, así al leerlo de nuevo tal vez no recuerde que fui un estúpido, es curioso rechazarlo usando el ego e ir en la búsqueda de uno mejor, se puede crecer de esa manera, pero simplemente no aprenderemos de nuestros errores, solo viviremos en el miedo, miedo en nuestra postura ante él.

Después de nuestro fugaz noviazgo de tres días, no entendía el por que no me sentía destrozado, tal vez el panorama que interfirió en todo esto lo explique mejor.

Era la época de las boys band, del tamagochi, tasos, bueno eso al menos, movía la vida de los de mi alrededor. Los niños comenzaban a tratar de obtener mujeres, dejar los juguetes, descubrir la bebida y sobre todo entender el idioma femenino, las niñas parecían igual, parece que solo esperaban a los niños que iban tras de ellas, como suele pasar con las bestias antes de la época de celo.

Yo siempre viví apartado, tal vez lo quería tal vez no, pero el hecho era, que no encajaba en ese mundo, al no contar con medios de información inmediatos para seguir el orden natural de los niños, trate de hallar las respuestas por mi mismo.

Ya eran costumbre los pleitos en el salón, y era una sorpresa de que no fueran creados por mí, todo esto era parecido a las batallas territoriales, y como siempre el premio era la niña de los pechos grandes, podía ganar con facilidad (me refiero a las peleas), pero me hacían falta algunos requisitos( me refiero a competir en esto).

Cambie esos requisitos por algo arriesgado, romanticismo; mientras veía una película de Pedro Infante y Jorge Negrete con mi abuelo, comprendí de que valía más el empeño y la sagacidad de un amante, el cual podía ser yo, que por el contrario todos sus demás pretendientes, se amoldaban perfectamente al villano altanero y presumido.

Mientras conjugaba los infantiles versos, en mi libreta de español, el salón se iba dividiendo de poco a poco, había muchas peleas, mucho llanto y miradas de odio.
Tan divido estuvo el salón, que sin darme cuenta yo pertenecía ya un grupo, aunque de todas maneras no me importaba, seguía en mi objetivo.

Ella perdió a la mayoría de sus pretendientes, cuando ellos dejaron las riñas e hicieron las pases y la tomaron como objeto neutral, el clásico “no hay que hacer eso por una vieja”, aun no sabia que tan inestable era todo el asunto, pero no me importo y camine de frente.

Cuando estuve de frente ante ella, todos me miraron extrañados, no se imaginaban el tipo de sorpresa que daría. Entregue dos paginas en sus manos y le dije respóndeme a la salida, supongo que muchas de sus amigas le aconsejaron que no lo hiciera, pero nunca hubieran pensado que podía componer versos tan estimulantes.

Llego la hora de la salida, se acerco hacia mi y caminamos hasta la esquina para vernos al día siguiente, las cosas entre mis compañeros explotaron de nuevo ante mis acciones, los rumores corrieron entre todos, y al parecer uno de los embajadores olvido el tratado de neutralidad, ella lo quería y él a ella, parece que explote algo que había permanecido olvidado.

Gentilmente un día me pidió desleír nuestro noviazgo y acepte de una manera u otra.

En mi camino descubrí que no todo había sido una perdida de tiempo, ahora sabía lo que tenia que hacer y había encontrado a mi más grande amor, la poesía.

Las cosas horrendas y bellas son idénticas, solo hay que acercarse al lugar adecuado.

lunes, noviembre 09, 2009

Capitulo 16. El delirio de Oengus.

Comencé a escribir de nuevo, elaboraba cartas y poemas en tu nombre, donde hablaba de lo mucho que te odiaba por ser el único vestigio hermoso de este mundo, hacia reclamos y peticiones preguntando el por que no le otorgabas de nuevo a la realidad su brillo y vivacidad.

Algunos de estos escritos terminaron a medias o en el cesto de basura, los pocos que luchan por un lugar en mi recuerdo, son aquellos que sin importar que el mundo me llamara, los termine antes de que yo mismo lo supiera.

Recuerdo uno de mis primeros poemas, tenia el alma de un niño en su ortografía y el espíritu de un aventurero en sus rimas, era un poema de amor, iba dedicado a una persona que chocaba contra lo antes conocido por mi.

Era rubia, guapa, de estatura media, de pelo largo que después paso a corto, ojos claros como la madera a través de la resina, tez blanca, casi igualando mi color cuando no salia de mi habitación por más de un mes, pero el objeto de deseo de todos y no solo mio, eran dos enormes pechos, de esos que solo se ven en secundaria, pero demonios lo teníamos a nuestro alcance en una forma inacabada.

Freud estaría complacido al ver este precoz ajetreo, liliputienses disputando una batalla, por algo que su madre les había enseñado a necesitar, no entiendo por que los deseábamos y aseguro que muchos no hubieran hecho nada de haber tenido al menos uno en sus manos.

Diría que mi atracción hacia ella no era tan diferente como la de los demás, esos grandes pechos me atraían, como si cada uno tuviera su propio polo magnético. El único plus que poseía, era que a pesar de que era movido por lo mismo, mi objetivo era tener su extrañeza, el poder saciar mi repentina curiosidad, el poder descifrar aquella fuerza inexplicable que ejercía sobre mi.

Le obsequie un retrato suyo, que para esta edad era lo suficientemente bueno, le cedía mi lugar en la fila, aprovechaba cualquier oportunidad para acercarme a ella, pero nada funcionaba.

Era la primera vez en años que trataba de conquistar un corazón, pero todo esto se veía tan nuevo y confuso, apenas y podía convivir con otras personas, como iba a lograr que ella volteara a verme, no era una opción ser popular, esos puestos estaban ocupados, no era de una familia adinerada para cumplir sus caprichos. Tenia que trabajar con lo que tenia, sabia que era apuesto (o por lo menos no era feo), sabia que tenia buena memoria e ideas poco comunes.

La cuestión me atormento por días, como podía fusionar todas estas aptitudes para lograr su atención. pero al obtener la respuesta más obvia, del lugar más obvio, supe lo que tenia que hacer.

De pronto escribía poemas donde elogiaba sus aptitudes y le inventaba algunas otras, para ganar algunos puntos, ponía gran empeño en cada escrito que realizaba, lo hacia en secreto.

Algunos llegaron a sus manos y después de unos días acepto por fin ser mi novia. Le regale un collar de plata al día siguiente, nunca había gastado tanto dinero en mi vida, y mucho menos haberlo juntado con un objetivo, pero valía la pena, tenia una emoción inigualable en mi vida, nunca había sentido tal cosa, sin embargo algo faltaba.

Tres días después, cortamos el noviazgo y como si nada seguimos nuestras vidas, o al menos ella. No sabia la razón, pero después de su adiós, de alguna forma sentía la misma emoción que cuando tomaba su mano, solo que enfocada en diferente manera, la ultima vez que la vi, me despedí como un soldado raso de un general (literalmente).

Supongo que todo es muerte de alguna manera, pero hasta esta puede poseer belleza en su nostalgia.

domingo, noviembre 08, 2009

Break

Por ahí me han comenzado a llegar algunas preguntas, por ejemplo, ¿como va la historia de tu vida?, ¿hace cuanto que eres un misógino?, ¿por que escribes tanta mierda?

La respuesta es, no es mi vida, se parece, pero del algún lado la tenia que sacar, no soy un misógino prefiero el termino poeta sin musa, y escribo demasiado por que tengo demasiado tiempo libre, eso de perder un año en la universidad te da mucho tiempo libre.

Y por lo demás gracias por leer, en especial a las lectoras femeninas y sobre las partes que siguen, las estoy recuperando que tuve algunos problemas con mi maquina, sorry por las faltas de ortografía pero soy una persona sin nada que hacer y además nunca fui bueno en español, jaja.