miércoles, octubre 21, 2009

Capitulo 10.2. Arrojo y flaquezas.

Solo el alcohol y grandes dosis de marihuana despejaban mi mente y llamaban mi sueño, coktails de cafeína, medicamentos controlados y altas dosis de azúcar, me mantenían vivo a la mañana siguiente. Estaba arto de pensar, de soñar, de imaginar, de seguir adelante, estaba arto de la vida, lo único que deseaba era un segundo donde mi imaginación no me contara los escenarios posibles, donde pudiera descansar, tenia miedo de hacerlo, tenia miedo de vivir.

Mientras sus ronquidos hacían eco por toda la habitación, una leve voz rompió la constancia de sus eufonías.

_Abuelito, me anda del uno y a Erick también.

_Pues hagan afuera del cuarto.

_Pero esta oscuro, tengo miedo.

_Pues prende el foco de afuera.

_ ¿Pero y si nos atacan los perros o los bandidos? – Alguien había escuchado de más historias de vaqueros-.

_Pues les das con esto – dijo mientras tomaba un revólver de su escritorio-.

Tome la pesada arma entre mis manos, y como lo haría cualquier cowboy en medio de un peligroso desierto, cuide la espalda de mi compañero. Cuando entramos al cuarto, le devolví su arma, pero mis ojos seguían clavados en la escopeta de la mesa.

Tenia la mirada fija en el suelo mientras esperaba el transporte, cuando por fin llego me subí y baje en la escuela de manera casi mecánica, los cuerpos de mis compañeros rondaban alrededor mío, con un rostro lleno de duda de si debían preguntar el que había pasado o solo seguir a mi lado hasta que todo pasara.

El receso llego como si el tiempo se hubiera ausentado ese día, Salí a duras penas del salón, solo para toparme con sus ojos en frente mío. Entramos de manera obligada a la seguridad y confidencia del salón. Ella tomo mi mano unos instantes, mientras esperaba que la forma en que me miraba hiciera algún beneficio.

_ ¿Como te sientes? – dijo con una ternura que llevaba tiempo ausente -.

_Pues como me veo – respondí como una fiera cuidando su presa-.

_Te busque ese día, pero nunca te apareciste, pregunte donde seria, pero nadie tenia idea.

_Pensé que no querías ir.

Y un momento antes de que la discusión se hiciera presente, solo apretó mis manos y me beso, no podía hacer nada más, ella sabia que no le permitiría hablar.

Acosaba a mi abuelo día y noche, la idea de tener esa arma entre mis manos era el centro de mi curiosidad, con ella olvidaría el miedo, así que decidió ponerme a prueba. Entramos en una grande habitación, la cargo y la preparo para tirar, la puso entre mis manos y él me sostuvo.

_Bueno, ves esa mancha en la pared.

_Si

_Agarrala firmemente y apunta.

_Ya

_Ahora presiona bien el gatillo.

Y con un sonido atronador, la mancha desapareció, mi cuerpo retrocedió varios centímetros por la fuerza del arma, pero el estaba ahí atrás sosteniéndola y deteniendo mi cuerpo. Nunca más pedí volver a tener esa cosa entre mis manos.

Al salir de la escuela, caminábamos por las vías del tren que estaban al lado, no hablábamos demasiado, solo nos enfocamos a hacer lo más agradable y silencioso el momento, cualquier palabra mal dicha, cualquier tropiezo haría destruiría todo a su paso. Y de repente el sonido de tu teléfono, empezó la cuenta regresiva.

Era su amante, parecía extrañarte, mi furia era apagada por la impotencia y el dolor. Sabia que había retrasado demasiado mi plan, sabia que ella aun me acompañaba por que le causaba pena, me miraba como a un mendigo moribundo. No podía dejar las cosas así, era mejor que me temiera o me olvidara. Esto no lo podría soportar mucho más tiempo, tenía que dejar el miedo de lado y hacer una gran apuesta, donde solo el dolor podría separar nuestros caminos.

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